Ruido

La importancia de ser escuchadas

Angela Giovanna González Creoglio

Ruido es una obra cinematográfica independiente, de género dramático. Fue dirigida por Natalia Beristáin Egurrola y se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Morelia a finales de octubre de 2022, aunque su lanzamiento oficial en México se efectuó el 11 de enero de 2023. El filme fue protagonizado por Julieta Egurrola, Teresa Ruiz, Kenya Cuevas y Adrián Vázquez. La producción estuvo a cargo de las casas productoras Woofilms y Bengala.

A través de la historia de Julia, una madre desesperada por encontrar a su hija Ger, desaparecida hacía nueve meses, la película Ruido retrata la terrible realidad del dolor que miles de personas atraviesan al perder a sus familiares y permanecer en constante incertidumbre ante la ineficiencia e indiferencia del Estado que nunca resuelve sus investigaciones. La cinta de Beristán aborda temas como el incremento de feminicidios, desapariciones, despojos, guerra contra el narcotráfico y la lucha feminista, por lo cual es pertinente analizarla desde la antropología feminista, ya que dicha ciencia se ha encargado de estudiar las experiencias de las mujeres y sujetos feminizados, para entender los desafíos que presentan los feminismos. Probablemente todos conocemos la situación del país, con seguridad hemos visto o escuchado estas historias por diversos medios o, peor aún, las hemos vivido y normalizado. Por tal motivo, es importante analizar y discutir este filme que confronta esa realidad con nuestra indiferencia.

La agudización de la violencia de género y la ineficacia del gobierno es evidente en la cinta desde los primeros minutos cuando vemos que Julia, después de acudir a la Fiscalía General de Justicia, es informada de que hubo un error en el expediente de su hija desaparecida y se percata entonces de la ineptitud del sistema judicial. Posterior a esto, acude a un grupo de apoyo formado por madres que cuentan la historia de sus hijas desaparecidas, comparten el dolor, el desconcierto que sienten al tener que seguir con sus vidas, responsabilidades y otras relaciones sociales a la par que tratan con su tristeza y frustración.

Ellas conocen la historia de las otras y mutuamente se motivan para seguir adelante, al mismo tiempo que se encuentran sentadas en un círculo bordando. Los bordados muestran cómo se entreteje una red entre los grupos de mujeres que luchan por detener la artificialidad y arbitrariedad de un sistema patriarcal. De hecho, existe una relación entre los bordados y la búsqueda de justicia en Latinoamérica, claro ejemplo son Las Arpilleras, un grupo de mujeres chilenas que perdieron a sus hermanos, padres, hijos y esposos durante los 17 años del régimen dictatorial de Augusto Pinochet y como protesta expresaban sus frustraciones mediante los bordados. En el momento en el que Julia comparte su enojo y dolor encuentra compañía entre las integrantes, con la frase “No estás sola”.

Como una forma de conmemorar a su hija, Julia se realiza en el brazo el mismo tatuaje que tenía Ger, pero es impresionante cómo con esta práctica de modificación corporal, empieza su peregrinaje para encontrar respuestas sobre el caso de su hija. Los tatuajes, desde el campo antropológico, son un reflejo de la “capacidad de acción y decisión de los sujetos sobre sus cuerpos” (Romero, 2017, párr. 40), en este caso, el cuerpo de Julia es un espacio de construcción, comunicación y expresión, pues logra transmitir su coraje.

En su búsqueda, Julia encuentra a otras mujeres que, al igual que ella, están dispuestas a todo para obtener justicia y contribuir al cambio rompiendo el silencio, aunque no atraviesen las mismas situaciones, como una abogada de derechos humanos y una joven madre y periodista, llamada Abril Escobedo. Ambas acompañan a Julia en su búsqueda por la verdad. A través del desarrollo de estos personajes podemos ver que se necesita de una urgente atención a los escenarios políticos, debido a que, aunque ellas quieren exponer lo que descubren, la corrupción encuentra la forma de silenciarlas.

En la película se demuestra que las redes de apoyo feminista se involucran en casos como los de Julia y dan soporte a aquellas que han sido violentadas o buscan a personas desaparecidas, por lo tanto, otorgan ayuda y comprensión a las mujeres haciéndolas sentir que no son invisibles ni culpables por lo que les haya pasado. Un testimonio del apoyo que brindan estas redes fue compartido por una víctima de violencia vicaria, que forma parte de la Red de Víctimas Quintanarroense:

Siento que hay mujeres empáticas que no viven lo mismo que tú, que saben que es un dolor muy duro y me siento muy acompañada y que están dispuestas a dar algo para ti, siento compañía y que la gente no es tan cruel como yo pensaba, la gente puede hacerte sentir muy cálida, las mujeres chetumaleñas, estoy orgullosa de ellas, puedo decir que en Quintana Roo hay mujeres que no viven violencia vicaria, pero te dan el apoyo (González Creoglio, 19 de julio de 2022).

La cita demuestra el efecto que tienen las colectivas (o redes) feministas en las víctimas de violencia de género. Ahora, regresando al filme, cuando Julia pagó por información y no consiguió nada, se unió a un grupo de mujeres buscadoras en el campo. Ellas, al igual que el grupo anterior, conocen las historias de cada una de sus participantes, solo que estas se unen para buscar en el campo cualquier indicio que dé respuestas a la desaparición de sus seres queridos. Algo a destacar, es que estos grupos, en el filme, fueron mostrados en todos sus matices anímicos, que ellas también bailan y gozan, y no solo están afligidas, como usualmente se piensa.

Conforme la película avanza, Julia y Abril viajan en la noche hacia la ciudad, ahí un grupo de militares aborda el transporte y se llevan a la periodista, privándola de su libertad. Ahora Julia no sólo enfrenta la incertidumbre de lo que le sucedió a su hija, sino también a su amiga. Este tipo de acciones solo demostró la complicidad del Estado ante los cárteles del narcotráfico y la trata de blancas, de ahí que, en otra escena, el fiscal corrupto le haya concedido a Julia una charla con un hombre de una organización ilícita para silenciarla.

Después de que en esa charla el sujeto le dijera “Ya no la busquen, no la van a encontrar”, obligan a la protagonista a retirarse del lugar. Julia expresa su sentir en una manifestación feminista. Al principio, muestra confusión y tristeza, luego, en el camino, se encontró con una joven que conoció anteriormente. La joven se acerca a abrazarla, y justo en ese momento la consigna cambió, ahora se escuchaba a las mujeres gritar “No estás sola”. Más adelante, la protagonista se acercó a un tendedero en el que se encontraban varios bordados, ahí cuelga el suyo y se demuestra la internalización de la sororidad.

Cuando una manifestante denuncia en un discurso cómo a las mujeres se les arrebata todo, el cuerpo, el nombre, para convertirlas en un expediente, al gritar la frase “El poder es cómplice”, Julia levanta el brazo con el tatuaje que representa la ausencia de su hija, de manera que la protagonista es poseedora de su cuerpo para hacer su propio ruido, hace de su dolor algo colectivo y público.

Es destacable cómo la directora nunca indicó dónde sucedían los eventos de la película, porque esta historia es un retrato de la dura realidad a la que nos enfrentamos las mujeres en todo México. Las historias que fueron expuestas en la obra cinematográfica suceden en todos lados; por ejemplo, en el sur de Quintana Roo, donde se perpetró el feminicidio de Yuridiana Cruz Cima en Bacalar, el de Alejandra Michelle Pérez Hará en Chetumal, y los ataques y amenazas hacia la abogada y activista feminista Ariadne Song Anguas, entre otros.

Delitos como los relatados en la obra cinematográfica son abordados por antropólogas feministas, quienes en sus estudios evidencian la complicidad del gobierno ante situaciones de desaparición y la inseguridad que conlleva investigar estos casos; sin embargo, que ellas se atrevan a estudiar estos tópicos es muestra del interés que existe en que las mujeres se enteren de estas injusticias y se unan en una misma voz para hacer ruido.

Para concluir, Ruido reconoce la importancia de las redes de apoyo entre mujeres y colectivos feministas, las cuales toman una postura política en el que sus discursos se escriben con un “nosotras”, ya que se unen para luchar todos los días para terminar con la opresión patriarcal.

Referencias

Artishock. (26 de marzo de 2020). Arte, mujer y memoria: arpilleras de chile. Artishock https://artishockrevista.com/2020/03/26/arte-mujer-y- memoria-arpilleras-de-chile/

Beristáin, N. (Directora). (2022). Ruido [Película]. Woofilms, Bengala, producciones. Fernández, M. (2021). Las mujeres como sujeto y objeto de conocimiento antropológico: más allá de la categoría género y más cerca de la antropología feminista. En L. Valladares De la Cruz (edit.), Boletín Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales A.C. La pregunta antropológica y las antropologías feministas (págs. 23-34). https://www.ceas.org.mx/documentos/ BoletinCEAS2021AntropologiasFeministas.pdf

González, A. (2022) Diario de campo 2 (19 de julio de 2022), Chetumal, Quintana Roo.

Romero, C. (12 de enero de 2017). Una mirada al cuerpo del tatuaje: un acercamiento desde el campo antropológico. Cuerposelocuentes.blog. https://www. cuerposelocuentes.blog/single-post/2017/01/11/una-mirada-al-cuerpo-del- tatuaje-un-acercamiento-desde-el-campo-antropol%C3%B3gico

Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine). (S.f.). “Ruido”, de Natalia Beristain, y los desaparecidos que son parte de nuestros cuerpos. www.imcine.gob.mx/ Pagina/Noticia?op=1766edbd-470d-48dc-8430-164365cbdca5