José Samuel Mex Be
Licenciatura en Humanidades
Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo
Desde la formación de nuestro territorio nacional como estado y más tarde como nación, el camino que hemos seguido como sociedad ha sido incierto en todos los campos que conforman la estructura social. En este escrito abarcaré una parte de dicha estructura: la educación comunitaria. Esta fue la denominación de un proyecto que tenía miras a la formación de un nacionalismo mexicano, producto de acciones motivadas por los ideales de la Revolución mexicana.
En 1921 se creó la Secretaría de Educación Pública (SEP), cuyo primer titular, José Vasconcelos, fomentó la creación de las llamadas casas del pueblo con el objetivo primordial de alfabetizar a jóvenes y adultos para que estos, a su vez, capacitaran a los campesinos en el manejo de sus tierras. Es decir, su educación era con fines de instrucción laboral. Justamente un escenario similar a la génesis de las primeras escuelas en tierras europeas: todas encaminadas a la formación de personas para fines laborales; en ese caso, para el manejo de máquinas industriales.
Cincuenta años más tarde se creó el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe, 2021), institución encargada de impartir educación en las comunidades, que en pleno siglo xx, seguían en la miseria. Una decisión buena, pero lamentable. Buena porque se pretendía garantizar educación para todos los mexicanos; lamentable, porque ha sido el pretexto perfecto para un estancamiento en el impulso de la mejora educativa pública y porque aniquila la idea revolucionaria por la cual surgió.
De acuerdo con información gubernamental, “el Conafe ha estado a la vanguardia con sus modelos educativos, los cuales han tenido como eje rector a la Educación Comunitaria, generando procesos que promueven la participación y organización de las localidades” (Conafe, 2021). La primera crítica que podría plantear es su apego a un estado vanguardista. Pues menciona esto porque el Consejo ha estado “probando” distintos modelos educativos, muchos de los cuales no han dado resultados.
El Consejo maneja un modelo educativo llamado Aprendizaje Basado en la Colaboración y el Diálogo (abcd), el cual es descrito de la siguiente manera:
Profundamente ‘humanista’, con una perspectiva ‘constructivista’ y una ‘pedagogía crítica’ que busca desarrollar en cada participante del proceso la capacidad de aprender a aprender mediante el diálogo y la colaboración, respetando ritmos e intereses de cada aprendiz y despertando la pasión por aprender, no solo en la escuela, sino a lo largo de toda la vida. (Conafe, 2021, párr. 6).
Aunque innumerables veces el titular de Confe, Gabriel Cámara, y la directora de Inclusión Social, Pilar González, han hablado de los beneficios de este modelo educativo (Alternativa Educación, 2021), la realidad es distinta. La breve descripción precedente es solo un reflejo del ansiado panorama utópico de la situación. Considero que este modelo educativo es solo un intento más del mexicano que ansía y envidia el porvenir europeo. Es decir, el modelo es sumamente bueno, un modelo educativo ideal, pero fue formulado bajo los principios humanistas del contexto europeo y no del mexicano.
En el entendido de que todos los contextos son distintos, ¿cómo entonces se propone la aplicación del abcd en el contexto mexicano?, ¿bajo qué criterios y principios se garantiza su funcionamiento? La realidad es que no tiene fundamentos claros más que el del aparente “vanguardismo simbólico” que guía a la institución. Las comunidades rurales mexicanas, en particular en Quintana Roo, no están listas para un modelo de esta magnitud. Como argumento a esto, el abcd postula una libre elección de temas de estudio, compañeros de clase como tutores durante un semestre completo, un profesor guía, evaluaciones por medio de escritos reflexivos… ¿puede esto funcionar en las escuelas rurales mexicanas?
Nada de eso es posible en un país donde en enfoque educativo se ha puesto en la modificación de conductas, premiar, castigar, formar para el trabajo. Para ello, tendríamos todos los mexicanos que transitar por un proceso de cambio ideológico completo. Pero eso no ocurre de un siglo para otro. Al contrario, seguimos inmersos en la atmósfera diegética de las narraciones de Rulfo. Vivimos en la Luvina desierta de este autor. Este pueblo desolado, donde el profesor comunitario, en su papel de personaje, pero también en su rol de representante social, no se escandaliza al escuchar que “el gobierno no tiene madre” (Rulfo, 1953).
Referencias
Alternativa Educación. (10 de julio, 2021). México: ABCD el Modelo Pedagógico del CONAFE. https://alternativaeducacion.com/?p=2772
Consejo Nacional de Fomento Educativo. (3 de diciembre, 2021). Historia del Consejo Nacional de Fomento Educativo. Gobierno de México. https://www.gob.mx/conafe/acciones-y-programas/historia-del-consejo-nacional-de-fomento-educativo-289568
Rulfo, J. (1953). El llano en llamas. Fondo de Cultura Económica